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Sospechosos Habituales

Hace mucho tiempo en la inhóspita blogosfera una panda de frikis creó Sospechosos Habituales. Desde aquel fatídico día nadie está libre de sospecha. No trates de disimular, si vienes mucho por aquí tu también serás un... Sospechoso Habitual


Relato: La puerta de Phobos (I)


¡Saludos a todos!

Tras una semana sin postear por problemas de horarios, aquí os traigo un relato corto escrito por un amigo mío, el cual me ha permitido publicarlo. A pesar de ser un relato corto, es demasiado largo para ponerlo de golpe en un solo post, así que lo he partido en dos entregas. Aquí os dejo la primera parte de La puerta de Phobos.


Era una calurosa tarde de junio, una de las muchas que habían acompañado las últimas semanas del curso. Del mismo modo que el resto de tardes, la clase de historia antigua transcurría apaciblemente entre el silencia, la tranquilidad y el sueño. Tan sólo la voz cansada, pero a la vez firme del profesor rompía la atmósfera de calor y parsimonia que reinaba en el aula.

-Sin duda alguna, los restos encontrados en la excavación pertenecían a la denominada “tribu oscura”, a la cual se le atribuyen la construcción de numerosas tumbas y mausoleos, así como un pequeño grupo de templos y construcciones subterráneas.-

De repente, una temblorosa mano se levantó entre el bosque de cabezas que había ante él, reclamando de forma discreta su atención.

-Disculpe, profesor, ¿pero no fueron también los constructores del templo subterráneo de Phobos? –

Aunque no pudo ver quién le hizo la pregunta, el profesor ya sabía bien de quien se trataba.

-Sí. Aunque no pudo examinarse en su totalidad antes de ser sepultado por un terremoto, los registros obtenidos por la expedición de los años veinte indican que, efectivamente, el estilo arquitectónico coincide, al igual que el artístico. De todas formas, no debe olvidar en ningún momento que únicamente se disponen de las notas manuscritas del profesor Fanswirch i del testimonio de los pocos supervivientes del seísmo.-

-Otra pregunta, profesor... ¿Es cierta la leyenda? ¿De ese... viajero?-

En escuchar estas palabras, el profesor se dirigió hacia su mesa, y se sentó con cierta dificultad.

Con la mano izquierda se quitó las gafas, mientras sacaba un pañuelo gris desgastado del bolsillo derecho. Un silencio sepulcral se apoderó del aula mientras limpiaba sus gafas con la mirada perdida. Atraídos por el súbito silencia, todos y cada uno de los adormilados alumnos fueron levantando la cabeza para contemplar, no sin cierta curiosidad, a su profesor. Una vez terminada la operación, volvió a ponerse las gafas y cruzó sus manos sobre la mesa, contemplando directamente al alumno que había formulando la pregunta. Entre la multitud, una figura se encogió involuntariamente.

-Las leyendas nacen y mueren, señores. Sólo el verdadero conocimiento perdura a lo largo del tiempo.-

Dicho esto, el profesor abrió el libro que tenía sobre la mensa, dispuesto a continuar con la lección. De nuevo, una temblorosa mano se levantó por encima de la multitud. Antes siquiera de poder formular pregunta alguna, la voz del profesor llenó el aula de nuevo.

-¿Tanto le interesa el tema? Está bien. Si desea conocer mi opinión, le diré lo que creo: sólo es un mito. Y como tal, no puede ser cierto.-

-Pero... existen testimonios escritos que confirman...-

Antes de poder acabar esta afirmación, otro alumno alzó el brazo reclamando la atención de su profesor.

-Perdone, ¿nos podría explicar esta leyenda a nosotros también? De este modo, todos podríamos opinar.- Para gran sorpresa del profesor, no detectó ninguna señal de ironía o sarcasmo en la voz del alumno, que únicamente revelaba verdadero interés por el tema. Con un discreto movimiento, comprobó su reloj de pulsera: el tiempo que quedaba era escaso.

-Está bien. De todas formas, no queda demasiado tiempo de clase, así que si surgen preguntas, resérvenlas para el final.- La mayor parte de los alumnos asintieron en silencia, mientras el resto despertaba ante el inesperado cambio en la rutina escolar. Después de coger una nueva tiza de uno de los cajones de su mesa, el profesor se levantó y empezó a garabatear en la pizarra.

-El templo de Phobos recibe su nombre en honor al satélite que orbita sobre Marte, del mismo modo que esta estructura parece “orbitar” alrededor del resto de construcciones dedicadas al culto del dios romano de la guerra. Como ya he dicho antes, se trata de una estructura subterránea con un propósito desconocido. El único acceso descubierto era un estrecho pasillo tallado directamente en roca viva. Este pasillo desciende durante una treintena de kilómetros, al mismo tiempo que gira sobre sí mismo en el sentido de las agujas del reloj. Así pues, antes de llegar al templo en sí mismo, es necesario realizar una órbita subterránea completa hasta llegar al mismo punto de la entrada, sólo que mil metros más abajo.- Mientras se explicaba, un esquema cobraba definición a medida que la tiza del profesor dibujaba nuevas líneas.

-El templo propiamente dicho, es un largo pasillo, de varios kilómetros de longitud, de unos seis metros de anchura y doce de altura. Según las notas de la única expedición que llegó a él, el suelo estaba cubierto por enormes losas de piedra negra pulida. Dichas piedras parecían tener cualidades reflectantes. Cada cuatro metros, había un arco de piedra gris con una inscripción en latín. Las notas del profesor Fanswirch se refieren a estos arcos como “puertas”. Como último dato, cada puerta disponía de dos antorchas, una en cada lado del pasillo. Dado que el presupuesto de la expedición era reducido, se emplearon esas antorchas como medio principal de iluminación.-




Una vez completado el dibujo en la pizarra, el profesor dejó la tiza sobre la mesa, y reflexionó un momento sus próximas palabras.

-Todo lo que he explicado es la primera parte del informe de la expedición. A partir de este punto, el informe se vuelve cada vez más... impreciso, por decirlo de algún modo. Parece ser que la primera vez que entraron en el templo, pudieron avanzar tranquilamente hasta llegar frente a la tercera “puerta”. Ninguno fue capaz de dar un solo paso más. Extrañados, decidieron establecer un campamento e investigar más. Fue entonces cuando descubrieron las inscripciones, situadas en el techo del templo. Para poder ver las inscripciones, fue necesario encender las seis antorchas de las tres “puertas” anteriores y mirar fijamente el suelo para poder ver el reflejo del techo. La primera inscripción era “Nacimiento”, la segunda “Conciencia”, y la tercera “Conocimiento”. A partir de aquí, el equipo investigó todos los rincones del templo que les eran accesibles, mientras intentaban elaborar alguna teoría o hallar soluciones.-

En este momento, miles de preguntas se estaban formando en la cabeza de todos los alumnos, pero la necesidad de oír el resto de la historia les permitió contenerse.

(Continuará...)


Hasta aquí la primera parte del relato. ¿Quñe creéis que son las "puertas" del templo? ¿A dónde llevan? ¿Qué significado tienen las inscripciones? Y lo más importante: será muy largo? Bueno, a esto os contesto yo: no, la segunda parte es más corta, además de no tener imágenes de por medio. Para todas las otras preguntas, esperad a la segunda parte, dentro de unos días.


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Sospechoso: (Denúnciame)

Fichado el día 13 octubre 2005 a las: 19:03


  • Si no fuese porque tengo una copia del texto completo no podría esperar para ver la segunda parte ;)

    Por cierto, un pasíllo subterraneo de 30 Km de longitud y 1.000 m de profundidad? Me puedes presentar a los ingenieros que diseñaron eso?

    PD: Hay partes de este relato que me recuerdan a la Biblioteca de Borges, algún día colgaré ese relato por aquí.

    Por Blogger Carlos Luna @ 13/10/05 8:52 p. m.  


  • Eran Enanos del Sr de los Anillos, no te quepa duda. xDD

    En cuanto al parecido con la "Biblioteca de Borges", no sé de donde sacó las ideas el autor, puede que lo leyera y se inspirara.

    Por Blogger Unknown @ 13/10/05 9:29 p. m.  


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